El pasado domingo 2 de junio, a las doce horas, tuvo
lugar, en la Catedral-Magistral de Alcalá de Henares, la solemne
celebración eucarística del Corpus Christi. La Eucaristía,
presidida por el Obispo de la diócesis, Mons. Juan Antonio Reig Pla,
congregó a una multitud de fieles que llenaba el templo. Los
representantes de las hermandades y cofradías de la ciudad estuvieron
presentes en esta hermosa ceremonia, que contó con las bellas voces de
la Escolanía de la Catedral.
Durante la homilía,
don Juan Antonio, analizando los pasajes de la Sagrada Escritura,
destacó, en primer lugar, la figura del enigmático sacerdote
Melquisedec, que ofrece a Abraham pan y vino. “Esto es lo que llamamos
un texto dormido: a su tiempo ya sabremos lo que significa. El Antiguo
Testamento está atravesado de estos anuncios proféticos. El desierto
–dice Isaías– se transformará en un vergel, florecerá, habrá comida
abundante para todos, y sobrará”.
En esta línea,
don Juan Antonio subrayó el modo en que Jesús pide en el Evangelio a
sus discípulos que le acerquen el pan, y obra el conocidísimo milagro de
los panes y los peces. “Pero no nos quedemos con la anécdota del
milagro: vayamos más a fondo. Los discípulos empiezan a repartir los
panes y los peces, comen todos y sobran doce cestos. ¿Qué significa
esto, queridos hermanos? ¡Plenitud de la promesa cumplida en Jesucristo!
Todo lo que está ocurriendo hoy en nuestro mundo, todo lo que espera
cada persona, tiene cumplimiento en Jesucristo, un pan distinto, el pan
de la vida eterna”.
El Obispo recordó que Cristo
nos ha traído, en su propia persona, a Dios, y nos ha dado la
posibilidad de que el desierto de este mundo se convierta en un jardín
hermoso, un convite mesiánico que nos hace entrar ya en la belleza del
cielo. Y este altar que tenemos aquí nos lo anticipa”.
Mons.
Reig animó a los fieles con palabras vigorosas y enérgicas: “¡Todo
tiene arreglo si nos alimentamos del pan de la vida eterna! ¡Todo es
fuente de alegría y oportunidad
de gracia si nos dirigimos hacia Dios y escuchamos su Palabra! Y la
Iglesia debe de dar comida a nuestro pueblo, la comida que sana el
corazón: el cuerpo y la sangre de Cristo”.
A las
cinco y media de la tarde, en la misma Catedral-Magistral, tuvo lugar
una hora de adoración al Santísimo Sacramento y rezo de vísperas,
presidida por Mons. Reig. La adoración en la Catedral-Magistral, y en
otros muchos lugares de culto de la Diócesis, fue la respuesta
al deseo del Papa Francisco de que la Iglesia Universal se detuviera
simultáneamente en adoración Eucarística, con el lema “Un solo Señor,
una sola fe”. Posteriormente, a las diecinueve horas, salió la
bellísima procesión eucarística por el centro histórico de la ciudad,
que fue deteniéndose en diversos altares colocados por las calles hasta
la parroquia de Santa María la Mayor. Encabezaban la comitiva las
imágenes como muestra de amor filial, numerosos fieles lanzaban a la
custodia pétalos de rosas. Los niños y niñas que han recibido este año
su Primera Comunión acompañaron al Señor-Eucaristía en esta solemne
procesión.
No hay comentarios :
Publicar un comentario