sábado, 31 de agosto de 2013

El hallazgo de la Virgen del Val

Cuenta la tradición que estando un labrador trabajando en sus tierras en la ribera derecha del río Henares, justo al otro lado del castillo que levantaron los musulmanes, tropezó la reja de su arado con algo duro. Creyendo que era una piedra, el campesino cavó a su alrededor para despejar el campo, encontrando la imagen de una Virgen con el Niño esculpida en alabastro. El labrador recogió la imagen y la llevó a su casa. Al día siguiente cuando los moradores de la casa despertaron y fueron a contemplar la imagen, la Virgen había desaparecido. Los campesinos quedaron desolados, pero al volver el labrador a su trabajo en la tierra en la que la había encontrado, halló la Virgen en el hueco de un olmo cercano.
Pensando que había sido objeto de una broma, volvió a recogen la imagen depositándola en una de las iglesias de la villa. A la mañana siguiente la imagen había vuelto a desaparecer, por lo que esta vez, sin pérdida de tiempo un grupo de personas, se dirigió al lugar del hallazgo inicial, y allí estaba la Virgen. Esta circunstancia llevó a los alcalaínos a comprender que la Virgen deseaba permanecer en aquel lugar, por lo que las autoridades de la villa levantaron una ermita para darle culto, tomando la advocación de Nuestra Señora del Valle o del Val.

Desde el siglo XIX se ha dado como fecha de la aparición la del año 1184. La realidad es que la equivocación de un primer historiador, al que el resto fue copiando, provocó el error. La fecha exacta nos la dan los Anales Complutenses, donde se dice que el hallazgo de la imagen tuvo lugar reinando Alfonso XI, y siendo arzobispo de Toledo el Cardenal Gil de Albornoz, luego el suceso tiene que situarse entre 1348 y 1350, aventurando la fecha aproximada de 1348.

Desde el comienzo del culto la Virgen de Val fue declarada patrona de la ciudad; el Cabildo de la Magistral se instituyó en patrono de la misma; el Ayuntamiento hizo voto de asistir a las procesiones de esta imagen y una cofradía rindió culto a la Virgen de Val. A esta cofradía el arzobispo Tenorio en el siglo XIV otorgó unos estatutos, que fueron renovados por el Cardenal Sandoval en 1608. Esta Cofradía pasó a conocerse como la antigua al conceder en 1651, el arzobispo Moscoso, nuevos estatutos a una nueva cofradía de la Virgen del Val, que se considera el origen de la actual.

Desde antiguo se recurría a la Virgen del Val mediante procesiones y rogativas cuando existía algún problema en la ciudad (sequías, epidemias y otras catástrofes). Tanto en estas ocasiones especiales como en los festejos anuales la imagen se traía desde su ermita a la ciudad, generalmente a la Magistral, donde tenían lugar las principales funciones religiosas.

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